La placa de la esquina...

Acerca de mi.
Mi nombre es Alvar Eduardo Ortiz Azar, vivo en la ciudad de Campeche. Tengo 16 años y estudio en la preparatoria del Centro Educativo Xail en 5to. Semestre, y este es un proyecto sobre las esquinas de Campeche, como pueden ver, de la que yo hablaré es la esquina del perro.

La esquina del perro se ubica en la calle 16 x 43 antes Argentina. Actualmente la casa es habitada por la familia Mena, antes vivió en ella Doña Anita Moreno Paredes que vendi+o el inmueble a la Sra. Estela Pacheco de Mena.

La casa tiene techo de teja francesa, la cual era traída como lastre a estas tierras desde europa.

La Leyenda.

Don Tristán de Villanueva era un herejo redomado. Descendiente de una familia de marranos que vino a la Nueva España en el siglo XVl, había conservado de sus antepasados el desprecio por la religión, especialmente por la católica y se preciaba de ateo y libre pensador.


Don Tristán habitaba en su quinta Campeche Extramuros, en unión de su esposa Eugenia y su hija Ofelia, de 3 años de edad, único fruto de su matrimonio. Era tal fobia que alimentaba Villanueva contra la iglesia que, a pesar de la piedad de su mujer, se había negado a permitir que la pequeña recibiera las aguas del bautismo.


Ofelia, no obstante sus tres años, era una chica precoz, lo que complacía a sus padres y a todos aquellos que la trataban. La inteligencia de la niña se manifestaba en los vínculos que, en razón de su corta edad había establecido con Marqués, un perrazo de aspecto feroz con el que ella dialogaba seriamente acerca d elos problemas de su mundo.


En cierta ocasió, cuando ya avanzada la noche, dormían los moradores de la quinta, los esposos fueron despertados por los furiosos ladridos de Marqués, Don Tristán, teminedo que algún malhechor hubiese entrado en el predio, salió armado en busca del bandido; pero sólo descubrió al perro, que, ya menos enardecido, ladraba hacia una figura en forma de cuadrúpedo que se perdio en el monte aledaño, y de lo cual dedujo el hombre que el escándola lo había causado la prescencia de otro perro.


Pero una de aquellas noches ocurrió algo increíble.


Había transcurrido parte de la noche cuando Don Tristán, gracias a ese sentido misterioso que actúa en el individuo en casos de peligro mortal, se incorporó de su lecho. Al momento empezó a escuchar los ladridos de Marqués. Sin embargo, ahora creyó oir, además de los aullidos del animal, rugidos emitidos por laguna fiera. Y, cuadno fue capaz de coordinar sus ideas, Villanueva se dio cuenta de que tanto los ladridos como los rugidos resonaban en el interior de la mansión, y que provenían de la habitación de Ofelia.


El cuadro que vieron los padres de la niña era para helar la sangre en las venas. En medio de la pieza, Marués atacaba a dentelladas a una bestia monstruosa, de figura indescriptible, cuyos ojos llenos de maldad brillaban como carbones encendidos. El espantoso ente chorreaba sangre de producida por las mordeduras que el perro le infería; y aunque a cada ataque Marués recibía una fuerte manotada que le estrellaba contra el suelo y los muros del cuarto, poseído de un vigor sobrenatural no cesaba de amargar el maligno engendro con renovada furia.


La enloquecida mujer sólo acertó al exclamar: ¡Dios mío!, y se desvaneció.


Las palabras pronunciadas por Eugenia tuvieron un efecto mágico. Al oírlas, la bestia, a la que continuaba acosando el perrazo, retrocedió, en su horrible rostro reflejóse un miedo cerval, y huyó del lugar.


Huelga añadir que, pasados los acontecimientos, Don Tristán cambió radicalmente su comportamiento y su postura recalcitrante y atea.


Solo hubo que lamentar la muerte del valeroso perro, que no pudo sobreponerse a las consecuencias de las heridas que asimiló en el combate sostenido con el mostruo. Y Don Tristán, para perpetuar la memoria del defensor de su hija, mandó a construir sobre la azotea de su residencia la efige en la piedra de Marqués en actitud vigilante; y es la misma que se admira en el tejado de la casa que ocupa el sitio hoy conocido com la Esquina del Perro.


La figura vigilante del can que se menciona en esta leyenda y que fuese construída en una de las esquinas de la casa, fue destruída. En realidad de la casa poseía tres efigies: una con la figura de un perro en actitud vigilante, otra parada en "cuatro patas" y otra más, en actitud dócil mirando hacia el frente. Esta última fue llevada a la ciudad de Mérida, como un recuerdo, por Don Víctor Manuel Moreno Aguilar, pariente de la antigua dueña de la Casa.
Mi logotipo...

Elementos para desarrollar mi proyecto...
  • Perros.
  • La Alameda.
  • Scooby Doo.
  • Diablo.
  • Religion.
Perros.
Este se puede tomar como el elemento principal de mi proyecto, ya que mi esquina es la esquina del perro, la leyenda habla sobre un perro que salva a una niña del ataque de un demonio, es por eso que la esquina lleva ese nombre.


Scooby Doo.
Establecí a este personaje animado como un elemento de mi proyecto en un enfoque animado, pienso que esto pude llamar un poco la atención por ser éste un personaje animado muy conocido por muchas personas.
Diablo.
Este es otro elemento muy importante, ya que la leyenda habla de un demonio que se aparece en la casa de la esquina, con el cual el perro se hace leyenda.
Religión.
Este otro elemento igual corresponde a la leyenda de la esquina, todo el suceso del demonio, viene a partir de la religión, el señor de la familia no creía en Dios, por lo que tenía las puertas abiertas a los demonios, se da el suceso del demonio, y no lo pudo parar con una escopeta, hasta que su esposa exclama: "Dios Mio". El demonio desaparece mágicamente.
Los links de las páginas del Blog de las 8 esquinas y el del Centro Educativo Xail
http://proyecto8esquinas.blogspot.com/
http://www.xail.edu.mx/